Homenaje a José Enrique Almenar Monfort
Nuestro compañero Juan Manuel Chuliá Campos, que fue presidente del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Valencia, rinde homenaje, mediante este texto que quiere compartir con la colegiación, al que fuera también presidente del Colegio, José Enrique Almenar Monfort, cuando se cumple un año de su fallecimiento, que acaeció el 30 de enero de 2017.
En recuerdo de José Enrique Almenar Monfort, que fue presidente del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Valencia
De compañero a compañero, dentro de las visicitudes que la vida nos impone, unas nosotros mismos las sabemos más o menos resolver con nuestros propios medios, sin embargo, la triste realidad es que la supervivencia tiene para cada uno un límite en el tiempo, ese tiempo que a nuestro querido compañero y fiel amigo Enrique se le adelantó sin más.
Puesto que se trata de honrar su memoria, tanto en lo personal como de compañero de nuestra querida profesión, me gustaría hacerlo desde una perspectiva que, como su nombre indica, ha sido tan cercana a nuestro cotidiano trabajo profesional. Desde el inicio de su larga trayectoria a pie de obra, coincidí con él en los prolegómenos de una etapa donde Benidorm se empezaba a diseñar con edificios en altura, quedaban atrás las casas del pueblo de pescadores y las urbanizaciones emergían. Allí estaba, subido en lo alto del andamio, con su bloc de notas, revisando la ejecución de la obra.
La profesión de aparejador nos ha permitido a la mayoría poder deambular por distintos despachos y gabinetes de arquitectura, pudiendo ejercer tanto dentro como fuera de la construcción, promoción, dirección de obra e inclusive supervisión. Todos estos campos los ejerció, con la plena satisfacción del deber cumplido, disfrutando y conviviendo con una gran camaradería e impulsando una convivencia de grato recuerdo para nosotros.
Sus inquietudes también se manifestaron dentro de la etapa colegial, impulsando mantener viva nuestra profesión, se vinculó con La Plomada, una asociación de gratos compañeros que, entre comida y comida, se recreaban en recordar sus encuentros profesionales. También aspiró a ser partícipe de la organización del Colegio, en los diversos puestos de responsabilidad que ocupó, culminando con el cargo de vocal 1º y luego, con el de presidente del Colegio, donde, en sus múltiples encuentros con asalariados, colaboradores, residentes, ejercientes, funcionarios, facultativos y jubilados, siempre les atendió y consideró como compañeros.
Era un gran discutido a la vez que pragmático, defendió a su colegio en los diferentes consejos, tanto autonómicos como generales, donde quiso poner en altza la dedicación y buen hacer de los colegiados de Valencia, exigiendo su máxima representación dentro de los órganos de gobierno que rigen las actuaciones y competencias de neustra profesión, dignificando su trabajo ante la sociedad. El Colegio, decía Enrique, tiene que ser un vínculo de unión entre todos y quien, ostentando su presencia como miembro de la Junta de Gobierno, no sea capaz de una plena dedicación, restando incluso tiempo a su vida privada en pro del colectivo, no habrá sabido valorar cuál es su misión, haciéndole un flaco favor a lo que confiaron en él.
No quisiera terminar esta dedicación sin manifestar que fue una persona que supo apreciar cada momento de la vida. Le recordaremos por ese optimismo y buenas energías que irradiaba, se aferró a la vida y, a pesar de las limitaciones con las que la propia vida nos desgasta, el ánimo no le faltó. Hasta luego, amigo, hasta ese día en que nos volvamos a encontrar.
Juan Manuel Chuliá
Colegiado nº 584